domingo, 10 de marzo de 2013

Los pequeños tesoros de mi abuela….


¡Hola, chicas!
Como de costumbre, ando atareada con el trabajo, pero hoy quería dedicarle unos renglones a mis pequeños tesoros….pequeños, porque son delicados trabajos de ganchillo, hechos con hilo tan fino que parecieran encajes de bolillo…y tesoros, porque salieron de las manos de mi abuela materna, con la que me sentía estrechamente unida. Ella me enseñó a hacer ganchillo cuando apenas tenía cuatro años, ella me enseñó a coser…ella me enseñó a apreciar el valor de la naturaleza, a preparar sus remedios caseros para el resfriado, la tos, los golpes….De pequeña, me iba con ella siempre que podía y disfrutaba sentada a su lado, viendo como aquellas pequeñas manos huesudas (como las mías) tejían maravillas….en fin, que rebuscando entre las muchas cosas que aún están empaquetadas en mi desván desde la última mudanza, ¡hace ya más de 10 años! aparecieron estas dos maravillas…. un cuello para algún trajecito de bebé, seguramente para mi madre, que fue la primera y que por alguna razón, quedó sin usar….y una linda tira de encaje, posiblemente destinado a adornar alguna sábana de lino que, por desgracia, puede que acabara hecha ropita para sus hijos en aquellos amargos y terribles tiempos de guerra…cuando no había ya lugar para deleitarse con labor alguna, cuando hasta los ricos mantones de manila se tuvieron que transformar en colchas para las cunas … y los muebles, en leña para el fuego donde unas humildes tortas de bellotas y unas arromazas hervidas eran el sustento de la familia….Fueron tiempos difíciles y mi abuela fue una gran mujer, como muchas otras en aquella España, que, ya viuda, sacó adelante a sus hijos trabajando día y noche por y para ellos….Pero no quiero que esta entrada tenga un tono sombrío, por eso,  también quiero recordar las bellas historias que me contaba y, sobre todo, os quiero mostrar  estas lindas labores, para que imaginéis lo que disfrutó mi abuela haciéndolas y lo que yo disfruto ahora teniéndolas en mis manos….

De cerca:

Un abrazo,
Elena

2 comentarios:

  1. Cuanto siento no haber aprendido con mi abuela, no hice caso, ella siempre lo tenia en las manos en sus últimos años. Besos.

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  2. Gracias por el comentario, Ana....la verdad es que yo disfruté mucho de ellas y cada día me alegro más de haberlo hecho....pero seguro que tú también atesoraste algo de ella...
    Besos,
    Elena

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